Sobre el informe de "250 historiadores" contra la iniciativa de retirar placas de Largo Caballero y Prieto (2)



Dice el informe; "Los abajo firmantes, profesores de Historia Contemporánea en varias universidades españolas y extranjeras... desean emitir un juicio estrictamente técnico de las afirmaciones vertidas en dicho documento, que serán analizadas punto por punto y sustentadas en investigaciones de solvencia acreditada entre la comunidad científica".


Ya la entrada es un intento de autoafirmación de autoridad sobre el tema. Cuando dicen se sí mismos que han hecho "un juicio estrictamente técnico" "sustentadas en investigaciones de solvencia", se supone que es lo que debe acompañar a cualquier investigación histórica seria, lo que ocurre es que a los demás estudios se les supone y no hace falta que lo digan. ¿Imaginamos que un hospital dijera sobre sí mismo que sus diagnósticos están basados en el examen científico de los enfermos y el conocimiento de las enfermedades?

Cuando se dice que está  "acreditada entre la comunidad científica", se trata de un acto voluntarista, quieren que se crea así. Estará avalado entre los historiadores de izquierdas y se aprecia en los argumentos su inclinación ideológica, pero no creemos que este avalado entre la comunidad de historiadores imparciales ó los historiadores en general.

El porqué de este interés de presentarse como autoridad histórica se entiende en la conclusión del informe;

"Este juicio técnico preliminar aspira a convertirse en un futuro próximo en un informe donde se clarifique de una vez por todas la ejecutoria de estas dos importantes figuras de nuestra historia contemporánea, sustrayéndolas de las maquinaciones propias de la baja política".


Es decir que haya una teórica versión definitiva de la historia de estos personajes, en la que se intenta excusarles de cualquier responsabilidad. Como acto de propaganda de una tendencia ideológica se explica, pero no como un trabajo científico y objetivo que busque toda la verdad.

La llamada "memoria histórica" sí ha sido un foco de maquinación política, y este informe es una muestra. No se trata de hacer un análisis objetivo de la historia, y puestos a buscar culpas, buscar la de todos, sino de imponer una versión de la historia al otro y de auto-enaltecerse.

Que las tendencias ideológicas tengan su versión de la historia se explica en el debate político, en este es habitual la propaganda propia y atacar al contrario. Lo malo es cuando la versión de la historia de una tendencia se impone a los demás y que de ello se desprendan acciones ejecutivas, a veces punitivas. 

Y de esto último han visto las consecuencias los socialistas con la retirada de la placa de Largo Caballero, cuando de forma inesperada se ha vuelto contra ellos. Ahora tienen que preocuparse de defender sus figuras históricas, sabiendo además que un mala imagen de dirigentes socialistas del pasado les perjudica a su imagen de ahora. Por eso, entre otras cosas, tienen que intentar rebatirlo con teóricos comités de expertos.

La memoria histórica se había promovido también para atacar a la imagen del contrario, y en esto se ve "maquinaciones de la baja política".

Antes de la memoria histórica, la izquierda en general y los socialistas en particular habían conseguido blanquear su historia, salvo debates de historiadores que quedaban casi en el ámbito privado, la gente en general no se preocupaba de eso. Pero al empeñarse en remover la historia se ha puesto de relieve que en la historia del PSOE había también zonas oscuras.

En quitar la placa de Largo Caballero casi lo de menos es el hecho en sí de quitarla, pero creemos que ha sido bueno que se vea, al menos alguna vez, que no puede haber siempre un lado ancho para unos y un lado estrecho, estrechísimo, para otros.

Y si sigue el empeño de remover la historia esto seguirá más pronto ó más tarde, revisar la historia debe ser para todos. Es lo que ha venido a decir la iniciativa de quienes han propuesto quitar las placas de Largo Caballero y Prieto, no se trata de una memoria histórica a la inversa, ahora perseguir a todo lo relacionado con la izquierda en la República hasta la última cosa. Sino de; si no quieren que se siga revisando también su historia, está en su mano, deroguen la memoria histórica. Para todos ó para ninguno.







Dice el informe; "Como puede constatarse en el suplicatorio depositado en el Archivo del Congreso de los Diputados, (Largo Caballero) fue imputado por la jurisdicción castrense por un presunto delito de rebelión militar a raíz de los preparativos de la revolución de octubre de 1934. Tras la presentación de un recurso para que fuera juzgado por la Sala Segunda del Tribunal Supremo, ésta le absolvió de todos los cargos por falta de pruebas el 30 de noviembre de 1935".


Esto demuestra que los juicios penales y los de los historiadores son distintos. En los primeros se requieren garantía procesales porque entre otras cosas de esos juicios se deprenden acciones, por ejemplo penas de prisión. Luego no puede haber lugar al debate que se da por ejemplo entre los historiadores. Y es uno de los errores de la memoria histórica, que de los juicios históricos de quienes la promueven se deduzcan acciones contra algo. Juicios que partiendo de una visión de la historia son partidistas, y este informe es ejemplo.

Tampoco el régimen de Franco ha sido condenado por algún tribunal. Si hubiera sido juzgado por un juez independiente, al menos hubiera tenido el derecho a la defensa y las acusaciones en contra se tendrían que haber demostrado con pruebas fehacientes. Sin embargo muchas de las cosas de las que se acusan a ese régimen son invenciones ó exageraciones, y toca tener que ir desmontado como intentamos desde aquí, y también hacen otros. Y con el nuevo proyecto de memoria democrática, se quiere quitar el derecho a la defensa.

La izquierda y la extrema izquierda que sienten animadversión por el franquismo, con la memoria histórica se convierten en los únicos jueces. En un juicio penal se podría revocar a quien se demuestre que tiene algo en contra previo de quien es juzgado. Y si hubiera una ley penal para juzgar la historia tendría que ser igual para todos, también para lo que hizo la izquierda.

La idea de la memoria histórica no requiere un juicio objetivo, quien gobierna decide la verdad de la historia y la impone por la vía de los hechos. Aunque intenten disimularlo con informe de teóricos comités de expertos cercanos a su forma de pensar. Otros podrían crear sus propios comités de expertos.


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