Checas del Partido Socialista Obrero Español y de la UGT



Edificio del Círculo de Bellas Artes, cuyo sótano albergó la denominada Checa de Bellas Artes,



Esto es parte de la memoria de la historia que se ha empeñado en remover sobre todo el Partido Socialista, pero como estropearía hoy su imagen pública hechos como éstos es algo de lo que no se ocupan, se intenta disimular ó más de las veces ocultar. Y es una muestra de la falta de sinceridad y honradez de la iniciativa de la "memoria histórica", pensada sólo para acusar al contrario, aunque envuelto en excusas para justificarlo. Como hemos dicho en otras ocasión creemos que es un error remover la historia y resucitar antiguas divisiones, pero si se empeñan en usar la historia como arma política para su interés partidista, debemos contarlo todo.

De las más de 200 checas que había en Madrid, unas 49 eran del PSOE y la UGT. Relación publicada en alcaladigital.com;

- Alcalá, 138: Círculo Socialista del Este.

- Antillón, 4: Checa comunista-socialista del Puente de Segovia.

- Amor de dios, 1 (palacio de Somosancho): Círculo Socialista.

- Antonio Vincent, 57 Radio de las Juventudes Socialistas Unificadas.

- Valencia, 5: Círculo socialista del sur.

- Velázquez, 50: Círculo socialista del sur.

- Caballero de Gracia, 28: Sindicato de Tramoyistas de la UGT.

- Cáceres, 10 y 12: Círculo Socialista y después checa de la 36 Brigada.

- Cadarso, 6: Centro de las Juventudes Socialistas Unificadas.

- Concordia, 6 (puente de Vallecas): Casa del Pueblo, del Partido Socialista.

- Carril del Conde (hotel de D.J. Gutiérrez): Checa socialista-comunista de Ventas.

- Plaza de Colón, 1 (palacio de Medinaceli): Checa de la Brigada Motorizada Socialista.

- Plaza de las Comendadoras, 1: Radio 8 de las Juventudes Socialistas Unificadas.

- Don Pedro 10: Círculo Socialista Latina-Inclusa y checa de milicias de retaguardia.

- Embajadores, 116 (cine Montecarlo): Círculo socialista del sur.

- Espronceda, 32: Radio de las Juventudes Socialistas Unificadas.

- Eugenia Salazar, 2: Checa socialista.

- Ezequiel Solana, 2 y 4: Checa socialista.

- Fuencarral, 103: Comisión Electoral de la Agrupación Socialista Madrileña y grupo de Policía afecto a esta checa.

- Paseo de la Florida (ermita de San Antonio): Checa autónoma socialista-comunista.

- General Martínez Campos, 8: Círculo Socialista del Norte.

- General Martínez Campos, 23: Checa de las milicias Leones Rojos de dependientes de comercio de la UGT.

- Goya, 10: Sindicato de Transportes de la UGT.

- Granada, 4: Checa de la JSU, dependiente de la de Zurbano, 68.

- Marqués del Riscal, 1: Checa del Círculo Socialista del Sur y de la Compañía de Enlace, dependiente del ministerio de la Gobernación, Ángel Galarza.

- Martínez de la Rosa, 1: Checa socialista de García Atadell, de las Milicias Populares de Investigación.

- Mendizábal, 24: Radio 7 de las JSU.

- Mesón de Paredes, 76: Círculo Socialista del Sur.

- Miguel Ángel, 1: Checa del Sindicato de Dependientes Municipales de la UGT.

- Montera, 22: Checa de los Listeros de la UGT.

- Núñez de Balboa, 62: Juventudes Socialistas Unificadas.

- O´Donell, 8 (hotel don Alejandro Lerroux): Círculo Socialista del Este.

- Avenida de Julián Marín (Fundación Caldeiro). Checa de las Milicias Socialistas del Este.

- Nicasio Gallego, 19: Sindicato de la Piel, de la UGT y checa de milicias.

- Paloma, 19 y 21: Círculo Socialista Latina-Inclusa.

- Princesa, 13 y 15: Radio 7 de las JSU.

- Raimundo Lulio, 8: Radio 9 de las JSU.

- Rollo, 2: Círculo Socialista del Distrito Latina-Inclusa.

- Sacramento, 1: Círculo Socialista Latina-Inclusa.

- Seminario Conciliar: Círculo Socialista Latina-Inclusa.

- San Isidro, 5: Checa comunista-socialista del Puente de Segovia.

- Toledo, 98: Círculo Socialista Latina-Inclusa

 - Carretera de Valencia, 70 (escuelas cristianas): Checa Socialista.











"Los milicianos o agentes al servicio de las checas solían actuar a instancias de denuncias anónimas,39​ muchas veces procedentes de sirvientes, deudores o enemigos de los denunciados.10​ Solían practicar las detenciones al anochecer, identificándose tan sólo de forma verbal.39​ La detención solía ir acompañada de un registro domiciliario que conllevaba la incautación de los bienes de valor del sospechoso.40​ En ocasiones, procedían al asesinato del detenido sin más trámite, pero lo usual era conducirlo a la checa para que prestara declaración. Allí, en un ambiente hostil,41​ sin garantías procesales de ningún tipo y en escaso lapso de tiempo, el ciudadano era interrogado sobre cuestiones diversas que, sin saberlo, podían conllevar su asesinato.39​ Determinadas checas utilizaron distintos métodos de tortura para obtener mejores resultados en esta labor.42​ La absoluta falta de garantías del sistema propició que proliferaran checas formadas por meros delincuentes que, utilizando los mismos procedimientos, se enriquecían asesinando a personas inocentes.43​

Teóricamente, los destinatarios de la represión eran los quintacolumnistas, personas que actuaban en la clandestinidad al servicio de los sublevados. De hecho, tales saboteadores y espías existían y operaban en zona republicana, y una parte de los detenidos por los chequistas respondían a este perfil; sin embargo, su actividad de espionaje y sabotaje era más bien modesta.15​ En Barcelona, algunas víctimas de la represión fueron los pistoleros que habían practicado un auténtico terrorismo contra la CNT durante años.44​ Además de estos objetivos lógicos, el absoluto descontrol con el que actuaban los milicianos y la total ausencia de garantías para los detenidos, hizo que muchas otras personas se convirtieran en víctimas suyas por motivos diversos: pertenecer a una determinada clase social,45​ tener ideas políticas conservadoras y aun liberales, profesar la fe católica,44​ haber sido denunciado por una rencilla personal, acudir a la checa a protestar por la detención de un familiar o amigo o disponer de bienes que pudieran ser incautados.

En las checas más institucionalizadas, como el Comité Provincial de Investigación Pública, existían tribunales compuestos por miembros de las organizaciones políticas de izquierdas encargados de decidir la suerte de los detenidos.45​ Sus miembros carecían de toda formación jurídica y, en muchas ocasiones y debido a su extracción social, de una mínima formación. El detenido carecía de derecho a la defensa e ignoraba cuáles eran los cargos, que iba intuyendo en función de las preguntas realizadas. El destino del arrestado podía seguir tres caminos: la libertad, la muerte y, en ocasiones, el ingreso en prisión. La condena a muerte era definitiva, inapelable y de inmediata ejecución, sin que la decisión fuera argumentada documentalmente. La víctima era conducida por milicianos a un lugar apartado en lo que se denominaba como el paseo por influencia de las películas de gánsteres.21​ Una vez allí, se le asesinaba. En Madrid, en contraste con la actividad de las checas, la Dirección General de Seguridad (DGS) recopilaba fotografías de todos los cadáveres que aparecían con signos de violencia para que los familiares pudieran identificarlos y esclarecer el triste destino de sus allegados.39​



La mayoría de los historiadores suelen coincidir en que el mayor número de checas se concentró en la villa de Madrid, considerando que su número (variable según se consideren o no como checas a determinados organismos) no bajaba de doscientas. Algunas fueron:

- Comité Provincial de Investigación Pública (CPIP), conocido popularmente primero como Checa de Bellas Artes y luego como Checa de Fomento después de que el 26 de agosto de 1936 fuera trasladada su sede desde su ubicación original en el Círculo de Bellas Artes, calle de Alcalá 42, al número 9 de la calle Fomento. El CPIP fue creado el 4 de agosto de 1936 por iniciativa del nuevo director general de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, con la intención de implicar a sindicatos y partidos de izquierda en el mantenimiento del orden público de la capital bajo un cierto control oficial y la cobertura legal que proporcionaba la creación de seis tribunales especiales (*). Los treinta puestos del comité se repartieron entre esos grupos y, ya desde el principio, la mayor influencia recayó en los anarquistas de CNT-FAI. Aunque el objetivo declarado inicialmente fue «contener asesinatos y excesos», los tribunales estaban formados por personas que no solo carecían de formación jurídica sino que a veces eran ellos mismos los delincuentes; los arrestos eran con frecuencia arbitrarios y las liberaciones podían terminar en «paseos» y asesinatos. La represión contra supuestos quintacolumnistas alcanzó una considerable magnitud e incluyó además múltiples sacas de presos. Tras el traslado del Gobierno de la República a Valencia el organismo fue disuelto por Santiago Carrillo el 12 de noviembre de 1936.48​5​

- Checa de la calle Marqués de Riscal, instalada en el Palacio de los Condes de Casa Valencia, que fue sede de Renovación Española, ubicado en el número 1 de la calle que le daba nombre.49​ Estaba formada principalmente por socialistas del Círculo Socialista del Sur, aunque también contaba con militantes de Izquierda Republicana. Contaba con dos sucursales situadas en el número 7 de la Calle de Fernández de la Hoz y en el 17 de la calle de Caracas. Dependía orgánicamente de la Inspección General de Milicias Populares que dirigía el comandante Barceló, siendo encargado de inspeccionarla su colaborador Justiniano García. Solía perpetrar sus asesinatos en los altos del Hipódromo de la Zarzuela y en la Pradera de San Isidro. Mantuvo una estrecha relación con el ministro de la Gobernación, el también socialista Ángel Galarza, de forma que la mayoría de sus integrantes le acompañaron a Valencia cuando el Gobierno abandonó Madrid. Una vez allí, el ministro les encargó la creación de la checa de Santa Úrsula.50​

- Checa de Narváez, ubicada en el número 18 de la calle de Narváez y dependiente del Ateneo Libertario de Retiro.51​ Fue dirigida por Mariano García Cascales. En octubre de 1936 se trasladó al Restaurante Cóndor, situado en la Calle de Jorge Juan.49​

- Checa de San Bernardo, ubicada en el convento de las Salesas sito en el número 72 de la calle de San Bernardo, y regentada por el PCE.52​ Estaba dirigida por Agapito Escanilla de Simón, y contaba con la colaboración de un puesto de policía situado en la misma calle y de otro local sito en la calle de la Princesa. Los bienes requisados se llevaban a la Fundación Pasionaria, en la Ronda de Atocha.49​

- Checa de la Estación de Atocha, ubicada en el Salón Real de dicha estación ferroviaria53​ y gestionada por las Milicias Ferroviarias de CNT dirigidas por Eulogio Villalba Corrales. En octubre se trasladó a la calle del Príncipe de Vergara.54​

- Checa del cinema Europa, ubicada en dicho cine de la calle de Bravo Murillo y administrada por la CNT,53​ concretamente por el Ateneo Libertario de Tetuán. En ella destacó Felipe Emilio Sandoval Cabrerizo, alias Doctor Muñiz.54​ Otro miembro destacado de esta checa fue Santiago Aliques Bermúdez, que llegó a dirigir el llamado «Grupo de Defensa», responsable de cientos de asesinatos.55​

- Checa de la Guindalera, ubicada en el número 9 de la calle de Alonso Heredia, situada en el barrio del mismo nombre. En ella se aplicaban torturas y se realizaban asesinatos.42​

- Brigada de Servicios Especiales o Checa del Marqués de Cubas, ubicada en un piso incautado sito en la calle del Marqués de Cubas 19. Dependía directamente del subdirector general de Seguridad, Carlos de Juan Rodríguez, y estaba dirigida por Elviro Ferret Obrador, militante del Partido Sindicalista. Disponía de otra checa auxiliar en el número 22 de la calle de la Montera. Se caracterizó por el uso de la tortura y la realización de incautaciones.56​

- Checa de la Agrupación Socialista Madrileña. Fue establecida por iniciativa de Enrique de Francisco, diputado y dirigente de la Agrupación Socialista Madrileña a partir de la preexistente Comisión de Información Electoral Permanente, un departamento de la Agrupación encargado del estudio del censo electoral que, por tal motivo, contaba con abundante información, y que estaba dirigido por Julio de Mora Martínez. Cuando la Comisión fue transformada en checa, fue reforzada con varios agentes policiales de reciente nombramiento y también afiliados al PSOE al mando del policía Anselmo Burgos Gil. Se instaló en un palacio incautado por dicho partido y que era propiedad del conde de Eleta sito en el número 103 de la calle de Fuencarral, circunstancia por la cual también es conocida como Checa del palacio del conde de Eleta.57​

- Checa de la comisaría de Buenavista. Esta Comisaría estaba dirigida por el agente ascendido Luis Omaña. Su segundo al mando, Santiago García Imperial, se caracterizó por abusar sexualmente de las mujeres cuyos familiares eran detenidos. En noviembre de 1936, la checa fue reforzada con un consejo político integrado por miembros del ya disuelto Comité Provincial de Investigación Pública.58"



"El líder anarquista José Peirats describió las checas del SIM en estos términos en su libro La CNT en la revolución española (Texto reproducido en Vidal, 2003, p. 296):

(...) las checas del SIM eran tenebrosas, instaladas en antiguas casas y conventos. El régimen de torturas que se aplicaba era el procedimiento brutal: palizas con vergajos de caucho, seguidas de duchas muy frías, simulacros de fusilamiento y otros tormentos horrorosos y sangrientos. Los consejeros rusos modernizaron esta vieja técnica. Las nuevas celdas eran más reducidas, pintadas de colores muy vivos y pavimentadas con aristas de ladrillo muy salientes. Los detenidos tenían que permanecer en pie continuamente, bajo una potente iluminación roja o verde. Otras celdas eran estrechos sepulcros de suelo desnivelado, en declive... los recalcitrantes eran encerrados en la «cámara frigorífica» o en la «caja de los ruidos» o atados a la silla eléctrica. La primera era una celda de dos metros de altura en forma redondeada; al preso se le sumergía allí en agua helada, horas y horas, hasta que tuviese a bien declarar lo que se deseaba. La «caja de los ruidos» era una especie de armario, dentro del cual se oía una batahola aterradora de timbres y campanas. La «silla eléctrica» variaba de la empleada en las penitenciarías norteamericanas en que no mataba físicamente."

(Wikipedia)



"La famosa "Checa de Fomento 9

La checa de la calle Alcalá se mantuvo en servicio sólo durante poco tiempo. En cierto modo estaba allí, algo así como para exhibir la "justicia del pueblo".

De allí pasó a la calle de Fomento nº 9, al Palacio de un Conde, en un rincón del viejo Madrid. Esta expresión: "Fomento 9" alcanzó en Madrid durante el otoño de 1936, resonancias terribles que a cualquier madrileño le ponía carne de gallina. La persona que entraba allí, sólo en casos excepcionales salía con vida.
...

En los primeros días de noviembre de 1936, se me presentó la ocasión de visitar la famosa "checa" de Fomento 9”. Me acompañó el Delegado del Comité internacional de la Cruz Roja. Habían detenido y llevado a esa checa a un miembro del servicio doméstico de la Embajada del Japón y, una vez en ella, peligraba su vida como la de cualquier otro que la pisara en esas condiciones. El ministro del Japón había dirigido al Gobierno varias reclamaciones por telégrafo sin fruto alguno. Se dirigieron a mí con el ruego de que lo sacara y yo me decidí a agarrar el toro por los cuernos.

Cuando llegamos allí, nuestro coche produjo enorme sensación entre el personal de guardia de la puerta. No daban crédito a sus ojos, no concebían la posibilidad de ver un auto del Cuerpo Diplomático aparcado donde solamente lo hacían los destinados a "dar los paseos". Dentro estaban las estancias, descuidadas, llenas de milicianos que corrían de un lado para otro y cuyo aspecto patibulario no inspiraba confianza alguna. La atmósfera estaba a tono; el terror en cierto modo estaba en el aire y el miedo a la muerte que habían experimentado innumerables víctimas, continuaba "palpándose" y cortando el aliento. La expectación que causábamos duró desde la puerta hasta un cuarto al que nos condujeron, tras preguntar por los "responsables" y, en donde se hallaban cinco jóvenes que nos acogieron sorprendidos pero corteses. Pregunté directamente por el hombre de la Embajada del Japón. Uno de ellos consultó una lista y confirmó que hacía tres días que estaba allí. Le pedí que lo liberaran y me declaré dispuesto a llevármelo; como comprobé que tenían listas de sus detenidos, les pedí  que me dieran un ejemplar de las mismas para la Cruz Roja. A continuación nos llevaron a otro cuarto, en donde nos presentaron a otros tres hombres mayores, que, al parecer, ejercían la máxima autoridad y probablemente constituían el Tribunal. Se mostraron también muy correctos y, tras unas cuantas explicaciones por nuestra parte acerca de nuestros fines, se declararon dispuestos a complacernos. La inesperada intervención de la Cruz Roja Internacional y el Cuerpo Diplomático pareció impresionarles; aproveché, por tanto, la ocasión para dar otro paso adelante y preguntar dónde tenían a los presos; “en el sótano” fue la respuesta. "Y ¿podríamos verlos?". Tras una breve vacilación, se nos dijo: "sí". A continuación, preguntamos lo que pensaban hacer con dichos presos. Los tres "jueces" se miraron mutuamente. Pasado un momento, uno de ellos dijo: "esta tarde se les conducirá a la Dirección General y se les entregará a la Policía”. Nos declaramos muy satisfechos con semejante propósito y nos despedimos de ellos en ambiente de camaradería. Uno de los jóvenes de la antesala nos llevó al sótano donde en las ocho diferentes celdas, estaban encerradas en total sesenta y cinco personas, entre ellas hombres en su mayor parte jóvenes y mujeres de todas las edades. Daban una impresión de descuido y turbación; nuestra entrada provocaba, por de pronto, en todas partes, un movimiento de susto. No había posibilidad de relacionarnos con cierta comodidad. Para sentarse no existía más que el suelo de baldosas. Nos dimos a conocer y hablamos, con todos, acerca del tiempo que llevaban allí, y si sabían o no el motivo, etc. Un resurgir de esperanza recorría cada una de las salas al marcharnos nosotros. Les dijimos que por la tarde les conducirían a la policía, en la Dirección General.

Una de las celdas estaba cerrada y no podían encontrar la llave. Nuestro guía nos dijo “¡pero si no hay nadie dentro!". Entonces yo le dije que teníamos mucho interés en comprobarlo viéndolo, y le pedimos que derribara la puerta. Así se hizo. La celda estaba vacía. Le dije que ya veíamos que su palabra era de fiar y que esperábamos que tal sería también el caso en cuanto a la promesa de traslado.

A continuación nos fuimos, llevándonos la lista de los presos, y al empleado japonés que, por cierto, era de nacionalidad española. En cuanto a la promesa de entregar a todos los cautivos a la Dirección General, quedó cumplida, como pude comprobar al día siguiente, mediante la lista correspondiente. Más adelante recibí cartas y visitas de algunos de dichos presos. Me expresaban su agradecimiento y afirmaban que los habían condenado a muerte y que nuestra visita fue lo único que les salvó. No he podido comprobar si lo dicho correspondía a la realidad o era mero producto de la febril fantasía de esa pobre gente.

Poco tiempo después esa “checa” se disolvió sin que quedara de ella nada más que su abominable reputación, que todavía se mantiene en el recuerdo y será legendaria. Pero el "Comité judicial" de allí pasó a la Dirección General de Seguridad donde terminó constituyéndose en Comisión que había de entender en todas las detenciones, liberaciones y sentencias condenatorias. La jurisdicción privada de los partidos se elevó en virtud de dicha medida a jurisdicción oficial aunque con atribuciones menores de no poder entender y tomar decisiones en cuanto a la muerte o la vida, sino únicamente en materia de libertad o prisión. El enjuiciamiento propiamente dicho corría a cargo de los tribunales de urgencia compuestos por un jurista de carrera, en calidad de Presidente, con dos asesores miembros de partidos populares. Los casos más graves pasaban al Tribunal Popular, propiamente dicho, con un juez de categoría superior en calidad de Presidente y dieciséis asesores".


Matanzas en el Madrid republicano. Félix Schlayer, cónsul de Noruega.






(*) Los Tribunales especiales, estaban integrados por un Presidente Juez de derecho, designado entre los Jueces o Magistrados. Los dos Jueces de hecho eran designados por turno por los partidos del Frente Popular u organizaciones sindicales afectas al mismo. Y entre los "delitos" que perseguían estaba; "c) Observar una conducta que sin ser constitutiva de delito demuestre, por los antecedentes y móviles, que quien la ejerce es persona notoriamente desafecta al Régimen. d) Cualquier otro hecho que por sus circunstancias y consecuencias deba estimarse como nocivo a los intereses del Gobierno, el Pueblo o la República".






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